Vengo de una deliciosa conversación con una amiga que ha estado teniendo ligeras subidas de tensión y la frecuencia cardiaca en estos días. Anoche, tuvo una crisis que la asustó y decidí acompañarla con mi voz, mi sosiego y algunos recursos que suelen funcionar en esas circunstancias y hasta que se sintió mejor pero sobre todo hasta que sus constantes se estabilizaron. He de dejar claro que sé delimitar hasta dónde puedo llegar yo y cuando es el momento de delegar por lo que si los síntomas que me estaba relatando o las cifras en el tensiómetro hubieran sido alarmantes o no respondieran a las actuaciones iniciales, le hubiera aconsejado que fuera al servicio de urgencias más cercano, porque acudir a un servicio de urgencias en la actualidad y debido a la contingencia COVID no se puede tomar a la ligera, hay que acudir si fuera necesario.
Es hermoso y gratificante comprobar una vez más la maravilla de un acompañamiento en verdadera presencia, poniendo al servicio todo el valioso bagaje atesorado gracias a conocimientos pero sobre todo en virtud de la propia experiencia.
Me maravilla la magia de la voz, la suerte de encontrar las palabras adecuadas, el sentido del humor en dosis exactas, el sentido del amor a raudales, la empatía, la memoria de mis propias células, los recursos aprehendidos y aprendidos pero sobre todo integrados y comprobados en mi misma y la apertura del otro ( que en vulnerabilidad suele ser completa afortunadamente pero que uno ha de reconocer como un recurso más para el otro y no como una oportunidad de engordar el ego propio.)
No estaría bien que no dijera aquí que la hipertensión es cosa seria, muchos son los factores psico- físicos que la desencadenan y en ese sentido hay que actuar con el profesional correspondiente para tomar las medidas con respeto a esa situación, hacer un buen estudio de las causas y ponerse en manos de profesionales.
Sin embargo, también hay que ver que la hipertensión, como tantas otra situaciones que nos acontecen, nos está llamando la atención. Nos está invitando a mirarnos atenta y amorosamente, con todo el tiempo y la atención del mundo, a observar qué hemos hecho para llegar hasta ahí y como desandar algunos pasos o inventar caminos nuevos. Nos pide ternura y complicidad, cuidado auténtico de nuestro cuerpo y nuestro ser.
¿Qué ocurre en mi opinión y experiencia? Que una crisis leve puede desembocar en una más severa si nos asustamos, cosa que es inevitable porque frecuentemente la sintomatología asociada asusta.
¿Qué podemos hacer para acompañar, presencialmente o por wasap (que aunque me negaba a esta realidad gracias a la pandemia que me obligó a acompañar por videoconferencia, audios de wasap y todo aquel recurso que me permitiera acercarme a quién me necesitara cuando físicamente resultaba imposible)?
1- Reconocer el susto.
2- Revertir los síntomas del susto ( sistema simpático) con las palabras adecuadas, técnicas de respiración, algunos remedios caseros con eficacia conocida y demostrada. Transmitir serenidad.
Dependiendo de la persona que estás acompañando suele ser eficaz informarla de lo que nos está pasando. El neocórtex superplástico del cerebro de un Homo Sapiens es excepcionalmente hábil obteniendo, procesando y ordenando información, en ausencia de ellas tiende a evocar situaciones un tanto más oscuras procedentes de los sótanos del subconsciente en donde la fantasía puede jugarnos muy malas pasadas, sobre todo desencadenada por algunos síntomas que nos conectan de manera inevitable con memorias muy antiguas relacionadas con la muerte.
3.- Activar el sistema parasimpático, minimizando la respuesta simpática que el susto había activado. Conocer someramente los mecanismos que se han activado y el porqué de la subida de la tensión arterial y la taquicardia y que es posible revertir los síntomas, que lejos de matarte esa respuesta está haciendo algo por ti y acompañar todo ese proceso desde uno mismo produce alivio y mejora e incluso desaparición de los síntomas.
4.- Vigilar la respuesta ( registros de tensión y Frecuencia cardiaca) con mucha serenidad.
5.- Acompañar la vuelta a casa ( nuestra casa interna) con respeto, amor y gratitud de todo el proceso.
Entonces y como yo lo he vivido, puedo asegurar que se ahorran muchas visitas a urgencias si se atiende a tiempo «El susto». Eso hice anoche y eso dio un buen resultado. No hubo que ir a ningún servicio de urgencias.
Es aconsejable saber cómo podemos ayudarnos a mantener nuestros niveles óptimos de salud y equilibrio y cientos de miles de estudios se han realizado y se realizan a diario para obtener resultados que nos ayuden a sentirnos en salud y bienestar.
Con respecto a la hipertensión se habla de factores hereditarios, una alimentación inadecuada, la sal, el café, tabaco, alcohol, el sobrepeso, el sedentarismo, el estrés y habiendo sido contundentes los resultados de esos estudios sería poco inteligente no aprovecharlos , sin embargo yo siempre apelo al sentido común y a la regla del USO vs ABUSO y excepto en situaciones severas, creo que no nos ayuda mucho ser demasiado rígidos con las normas pues incurrimos precisamente en ansiedad y estrés. Cuidar lo que nos decimos y lo que pensamos es más poderoso en estos casos, sabemos que los pensamientos generan respuestas y esas respuestas pueden sacarnos de nuestro centro, de nuestro estado de bienestar sin que ni siquiera lo advirtamos. Hay pensamientos con cafeína y café sin ella.
Ella desayunó hoy un café sin culpa y con alivio. En ocasiones nos hacen muchísimo más daño determinados pensamientos con sus consecuentes respuestas fisiológicas que un café a consciencia, disfrutando del aroma, del sabor y la sensación en nuestro paladar, la algarabía de nuestras papilas gustativas y el disfrute que nos provoca. Sentido común y conocernos., sobre todo CONOCERNOS.
Es importante también recordar que cada uno es cada uno, que el susto de cada cual es el de cada cual y que se activan los miedos que cada uno lleva a cuestas que tampoco tienen que ser los mismos y se manifestarán en la misma intensidad y tiempo.
Todo ello desemboca en algo que no podemos negar en estos tiempos que corren, invertir en conocer y conocerse es la mejor inversión que uno puede hacer. Trabajar en volverse el mejor compañero de uno mismo es el más hermoso trabajo que uno puede hacer . Nadie dice que sea fácil pero es un viaje cargado de sentido y absolutamente necesario.
Hipertensión esencial , diabetes, dislepemias, taquicardias «inespecíficas» , migrañas, ansiedad fibromialgia, depresión, autoinmunes, enfermedades raras… algo criptogénico, algo primario, algo idiopático y un largo etcétera de etiquetas, no son más que idiomas , nuestro cuerpo intentando conectar con nosotros, queriendo comunicarse con nuestro ser pidiendo que ALGO cambie, para que nuestro ser ACTÚE y cuide el vehículo en donde nuestra preciosa alma viajera( así la llaman en Daoismo y me emociona lo indecible) tenga la oportunidad de realizar su misión en esta experiencia humana a la que accedimos para aprender, dejar huella y disfrutar en plenitud.
Ese cambio precisa en muchas ocasiones que nos acompañen los profesionales de la salud pertinentes pero sin perder de vista que somos nosotros los responsables de ella y no dejando SOLO en sus manos algo tan valioso y tan nuestro como es NUESTRA SALUD.
Yo solo te cuento esta experiencia por si te resulta inspiradora y te mueve hacia ese fascinante viaje que es CONOCERSE, cuando se trata de SALUD hay que ser muy cautelosos y detectar los límites. El Discernimiento es en ese sentido fundamental, pues nos permite distinguir los temores imaginarios respecto de la prudencia necesaria. Cada profesional de la salud tiene su parcela de conocimiento y solo a ellos les corresponde intervenir en ese sentido, también redunda en su beneficio que a sus manos llegue lo que realmente precisa de su atención especializada.
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Aquí les dejo una tabla actualizada de la OMS, porque también hay que saber cuándo se nos van de las manos las cosas y hay que pedir ayuda, lo ideal es pedir ayuda y consejo, guía o acompañamiento de manera profiláctica, es decir antes de llegar situaciones que nos pongan es riesgo.
TABLA DE TENSIÓN ARTERIAL SEGÚN LA OMS
Tensión arterial normal alta | 120-139 | 80-89 |
Hipertensión leve | 140-159 | 90-99 |
Hipertensión moderada | 160-179 | 100-109 |
Hipertensión severa | ≥ 180 | ≥ 110 |